sábado, 11 de febrero de 2012

Bucle

Los segundos que arrebataron el día perfecto. 
Tenía un buen preludio mental que acogería bien el domingo de caminata y auto-cháchara frente al mar, hasta que regresas y utilizas esos ojos que me nombran y me hacen desaparecer pensando que somos dos locos contra un mundo de cuerdos. Y ahí estuve, era la combinación genial de tu mirada-sonrisa, tan igual como la recordaba.  No dijiste nada, qué más da; ya no espero despierto ese sueño. 

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