Hoy visité mi facultad. Estuve de pie en aquella Biblioteca que se robaba mis noches de sueño, la que a duros tiempos me quitaba la concentración. Pero, una sensación extraña me embargó, me dejó inmóvil; todo era diferente.
Los pasillos eran muchos más largos, la gente ya no transitaba por ella. Las filas repletas que formaba para alcanzar el último libro ya no habían, y en los asientos chillones en los que nos peleábamos por estar, sólo el polvo ocupaba. En la puerta el hombrecito solitario amo de llaves logró verme y entender mi sentir, me miró a los ojos y dijo: "En Treinta años los tiempos cambian doctor".
Tuve la caminata hacia la salida más larga de mis años.
Los pasillos eran muchos más largos, la gente ya no transitaba por ella. Las filas repletas que formaba para alcanzar el último libro ya no habían, y en los asientos chillones en los que nos peleábamos por estar, sólo el polvo ocupaba. En la puerta el hombrecito solitario amo de llaves logró verme y entender mi sentir, me miró a los ojos y dijo: "En Treinta años los tiempos cambian doctor".
Tuve la caminata hacia la salida más larga de mis años.
En memoria de todos aquellos libros
abandonados en el rincón del olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Y tú qué piensas?